domingo, 12 de julio de 2009

UN Studio y los SANAA siguen sacando Conejos de sus Galeras






El pabellón como programa está en el borde entre la arquitectura y la escultura. Nadie sabe bien que función cumple ni para qué lo construyen, no respetan el tiempo de vida destinado originalmente y no tienen alguna otra obligación que el impacto promocional. Si un espacio religioso puede incitar a metáforas y gestos grandilocuentes, el pabellón es sólo eso. La capacidad imaginativa y artesanal contra el presupuesto y los tiempos, y no mucho más. Los arquitectos son escultores de espacios recorribles en el sentido más estricto de la frase. A pesar de ello algunos han quedado en la historia, como el Pabellón Argentino en la Expo de París de 1889, el de L´Esprit Nouveau de Le Corbusier en 1925 también en París, el Pabellón de Alemania en Barcelona de Mies en 1929, y los más recientes de Tadao Ando en la Sevilla del 92 o de la Serpentine de Toyo Ito en el 2002.
Venimos insistiendo con el valor de la búsqueda y el no quedarse en ninguna “zona de confort”, y dos de los estudios que más respetan estas premisas y con marcado éxito son los UN Studio (Ben van Berkel + Caroline Bos) y los SANAA (Kazuyo Sejima + Ryue Nishizawa). Por estos días están de estreno dos pequeños pabellones de sus respectivas autorías: El Pabellón Burnham en el Millenium Park de Chicago y la Serpentine Gallery versión 2009 en el Hide Park, pleno corazón londinense.
En el primer caso una estructura de madera -tradición norteamericana- se esconde tras unas láminas blancas reflejantes que simulan una plasticidad ficticia. Como si al sándwich miesiano lo dejaramos mas de 3 horas a baño maría. Los planos inflexionan su relación con el entorno encontrando nuevas tensiones. La escala del gesto y las luces durante la noche son su gran atractivo. No se qué opinan ustedes, pero para sacarse un par de fotos es mejor que los lobos marinos de la playa Bristol en Mar del Plata.
La Serpentine lleva aquellos gestos que el primer Niemeyer le copiaba a Burle Marx hacia límites anoréxicos, famélicos, casi metafísicos. Por su materialidad reflejante (será una moda?) pareciera que estamos bajo el fuselaje y las alas de un Concorde, sostenido por esbeltos mondadientes. Demasiado etéreo para ser estable, sin embargo logra recuperar cierto buen gusto que se había perdido en esta propuesta del Hyde Park en los últimos años. No está nada mal tomarse un capuchino por allí escuchando algún cuarteto de cuerdas.
Los conejos se reproducen muy fácilmente, pero no los que habitan dentro de las galeras de los estudios de arquitectura. Estas propuestas pasatistas como cualquier Hit del Verano cumplen su objetivo con bastante dignidad...
Editado por el arq. Martín Lisnovsky

3 comentarios:

Buzz dijo...

¿Usted quiere decir que el pabellón de UN Studio en Chicago es el "¿Que tendrá ese Petiso?" de la Arquitectura?

Anónimo dijo...

Planos que se deforman, planos que se deforman...¿hasta cuando veremos planos que se deforman? Me tiene podrido los huevos!!!

Anónimo dijo...

Esas lenguas de SANAA son muy stone!!

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